La fotografía de la Ría de Pontevedra, de Antonio Costa, con el Colegio Sagrado Corazón de Os Placeres (Pontevedra) al fondo, realizada como reflejo mágico e imposible, nos gusta y por eso la traemos aquí, pero nos interpela y sobrecoge.
Es un reflejo mágico, porque la infinita belleza de la Ría es capaz de ocultar el gran desastre medioambiental de consecuencias ya irreparables y, el dolor que existe justo al otro lado de la imagen idílica: la EDAR DE PLACERES y el complejo industrial ENCE-ELNOSA-HOLCIM, contaminando todo con impunidad grosera. Y es imposible, porque es la imagen virtual de un instante irrepetible. Es la realidad recreada por la creatividad del autor; una ilusión que sólo existe en la fotografía que hemos tenido la suerte de encontrar en Flickr de Google, y ahora, cuando se pincha el enlace 316688556 de más arriba.
Pero también se nos antoja cruel tanta belleza -nos trae a la mente la historia de Dorian Gray y su pacto con el diablo. Nos traslada en el tiempo de ficción. Y, al fin, nos sitúa en la senda de la realidad más pragmática: en el pasado reciente repleto de sufrimientos y cadáveres burdamente ocultos bajo los dividendos multimillonarios, sepultados por las conciencias de los políticos corruptos. Y porque, en ese colegio -en el real-, situado al borde del mar, en los límites del complejo industrial (DECLARADO NOCIVO Y PELIGROSO Y CONDENADO POR DELITO ECOLÓGICO CONTINUADO), habita una comunidad religiosa y cursan sus estudios primarios y secundarios un millar largo de niños y niñas, inocentes, de Pontevedra y Marín (...).
Además, porque consta que en caso de accidente o fuga de cloro, no existe ninguna posibilidad de que los niños y niñas puedan ser evacuados o confinados, igual que el resto de la población.
Pero también se nos antoja cruel tanta belleza -nos trae a la mente la historia de Dorian Gray y su pacto con el diablo. Nos traslada en el tiempo de ficción. Y, al fin, nos sitúa en la senda de la realidad más pragmática: en el pasado reciente repleto de sufrimientos y cadáveres burdamente ocultos bajo los dividendos multimillonarios, sepultados por las conciencias de los políticos corruptos. Y porque, en ese colegio -en el real-, situado al borde del mar, en los límites del complejo industrial (DECLARADO NOCIVO Y PELIGROSO Y CONDENADO POR DELITO ECOLÓGICO CONTINUADO), habita una comunidad religiosa y cursan sus estudios primarios y secundarios un millar largo de niños y niñas, inocentes, de Pontevedra y Marín (...).
Además, porque consta que en caso de accidente o fuga de cloro, no existe ninguna posibilidad de que los niños y niñas puedan ser evacuados o confinados, igual que el resto de la población.
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