viernes, 29 de febrero de 2008

LA PERSECUCIÓN DE LOS GITANOS

¡YO TAMBIÉN SOY GITANO! Y quiero que Fernández Lores me persiga y me corte el agua y la luz. Fabián Estévez Rodriguez también se declara gitano y quiere ser perseguido por el Alcalde de Pontevedra. Ambos lo queremos. Y ambos suponemos que a esta persecución xenófoba e intolerante se sumarán el Alcalde de Pontecaldelas Perfecto Rodríguez, el ex Alcalde de Sanxenxo Telmo Martín y Mario Lago, presidente de las masas sublevadas de Monteporreiro.

Partiendo del supuesto inquebrantable de que los delincuentes deben ser perseguidos y detenidos por las Fuerzas de Seguridad del Estado, juzgados y condenados si son culpables; los demás ciudadanos del Estado español, que desde el 29 de diciembre de 1978 gozan de una Constitución, son iguales ante la Ley. “Sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

La persecución de los gitanos no es cosa nueva ni exclusiva de Pontevedra o Pontecaldelas. Ya en el siglo XV los que llegaron desde Asia a Andalucía, fueron acogidos por el Condestable Lucas de Iranzo y, sufrieron persecución implacable por los distintos gobiernos. Fue la Pragmática de Medina del Campo firmada por los Reyes Católicos en 1479 la que los marginó y declaró grupo peligroso. Desde entonces sufrieron persecuciones y deportaciones continuas hasta 1783, fecha en la que Carlos III les permitió vivir donde quisieran, aunque no puso fin a la persecución.

La persecución y eliminación de los gitanos tiene una época especialmente negra en la historia reciente, entre 1939 y 1945, cuando se produce el genocidio gitano en Alemania. Obsesionados por lo que llamaban pureza racial, los nazis consideraron a los gitanos objetivo preferente para su persecución, exilio, encarcelamiento y exterminio.

El cerco sobre los gitanos se estrechó en 1940, cuando la mayoría del pueblo gitano procedente de Alemania y de las naciones ocupadas por los nazis fue ejecutada o murió de vejaciones y hambre. Los que sobrevivieron fueron obligados a firmar un contrato renunciando a su condición de ciudadanos y acabaron confinados en Auschwitz-Birkenau. Más tarde en 1941, en Polonia, los que no habían muerto fueron directamente masacrados.

El 10 de diciembre de 1948 en París, la Asamblea de las Naciones Unidas firma la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En ella se establece que son, de acuerdo con las distintas filosofías jurídicas, “aquellas libertades, facultades, instrucciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda persona, por el mero hecho de su condición humana para la garantía de una vida digna. Son independientes de factores particulares como el estatus, sexo, étnia, o nacionalidad; y son independientes y no dependen exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente. Desde el punto de vista más relacional, los derechos humanos se han definido como las condiciones que permiten crear una relación integrada entre la persona y la sociedad, que permita a los individuos ser personas, identificándose consigo mismos y con los otros”.

Los derechos humanos se definen como inherentes a la persona, irrevocables, inalienables, intransmisibles e irrenunciables. Por definición, el concepto de derechos humanos es universal e igualitario. Incompatible con los sistemas basados en la superioridad de una casta, raza, pueblo, grupo o clase social determinados.

El resurgimiento del Racismo en España, la Xenofobia y la Intolerancia muestra las importantes contradicciones políticas, económicas y sociales que se están produciendo, propiciatorias de actitudes y manifestaciones que desprecian, niegan o invitan a violar la aplicación de los Derechos Humanos, dificultando la posibilidad de una convivencia democrática que recuerda cada día más al KU KLUX KLAN.

Pontevedra, con su Alcalde al frente, en estos tristes días de febrero se 2008 escribe la más vergonzosa página de su historia democrática. Una página de Xenofobia que requiere un serio replanteo institucional y ciudadano. Y sin lugar a dudas, la intervención de la Justicia.

Pontevedra, 24 de febrero de 2008.

Francisco Díaz Sánchez (Pacodíaz).

Publicado en el Diario de Pontevedra (OPINIÓN), el 28 de febrero de 2008.